La iniciativa ciudadana para reformar la justicia ha empezado a recibir una serie de ataques desde el oficialismo porque ve amenazado su control del Órgano Judicial.

En ese marco, el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo (Conamaq) ha rechazado la iniciativa con el falaz argumento de que busca dar “golpe judicial a la democracia y a los derechos de los pueblos indígenas”.

En realidad, la manipulación actual de la justicia es la que le permite al gobierno de Luis Arce dar golpes constantes a la democracia, al permitirle encarcelar a los opositores, perseguir a los inocentes y liberar a los delincuentes. Y, sobre los supuestos derechos vulnerados hay que decir que, en el modelo actual, no es el pueblo el que elige magistrados, sino que el MAS es el que los nombra con su mayoría legislativa que luego es avalada en las urnas.

Otro oficialista que salió a atacar la iniciativa ciudadana es el exmagistrado Orlando Ceballos, quien, hay que recordarlo, sigue defendiendo el derecho humano de Evo Morales a perpetuarse en el poder, pese a que la Corte IDH se pronunció en contra. “Les decimos que son políticos hipócritas, que les vaya muy mal, que les pase todas las desgracias que les pueda ocurrir porque están atentando contra un ordenamiento jurídico que ha traído más justicia social y más inclusión en este Estado y a favor y en beneficio del pueblo”, dijo.

A juzgar por sus expresiones y por la concepción servil que tiene de la justicia pareciera que Ceballos no ha cursado la universidad y menos parece ser un exmagistrado quien habla. Precisamente, porque el Órgano Judicial está en manos de ciudadanos serviles como Ceballos es que hace falta una reforma urgente.

Y, quienes han salido a la palestra con una estrategia envolvente son el ministro de Justicia, Iván Lima, y el presidente del TSJ, Ricardo Torres, quienes hablan de la necesidad de hacer una Asamblea Constituyente porque la reforma de la justicia es estructural. Eso es lo mismo que decir “no haremos nada” porque la convocatoria a una Constituyente puede tomar años, llevará a abrir toda la Carta Magna, volverá a enredar al país en una sucesión de procesos electorales sin rumbo. ¿O alguien cree que el Gobierno y el TSJ quieren una reforma judicial cuando la vienen evadiendo durante años? Solo buscan el fracaso de la iniciativa ciudadana, por eso salen a distraer con su idea de Constituyente.

Lo que queda, ante esta arremetida, es que más ciudadanos vayan a firmar los libros. Hasta ayer había más de 200 mil inscritos, pero hacen falta 1,5 millones, por lo que el objetivo está todavía lejano.

La manipulación actual de la justicia es la que permite al gobierno de Luis Arce dar golpes constantes a la democracia