La construcción del Estado Plurinacional como espacio común en el que conviven diversas culturas nunca fue honesta por parte del MAS. El mejor ejemplo de esto, es que hoy cuando se conmemora el Día del Estado Plurinacional (Refundación), las bases discursivas del mismo están marchitas, añejas y descafeinadas, mientras los verdaderos problemas de la gente continúan agravándose.

La realidad mata la ficción discursiva, así hayan cambiado los narradores. La verdadera carga simbólica del 22 enero tiene más que ver con las fechas personales de Evo Morales que con algún hito de la colectividad boliviana. El 22 de enero 2002 expulsaron a Evo del Congreso, el 22 de enero de 2006 asumió su primer mandato y el 22 de enero de 2010 asumió su segundo mandato después de la accidentada reforma constitucional.

El montaje de la plurinacionalidad ha sido una fachada para instaurar un proyecto político hegemónico antidemocrático, que en vez de unificar el país ha profundizado sus grietas generando mayor división social.

Los bolivianos necesitamos un Estado que cobije a todos, donde encajemos todos y nadie se sienta incómodo, porque eso es más importante que simbolismos que el viento termina disipando.