El narcotráfico se infiltró en Bolivia de la mano de gobiernos autoritarios y dictatoriales. Las dictaduras de los 70 y 80 convivieron con este virus; pero cuando regresó la democracia Bolivia lo combatió duramente. La ley 1008 se aplicó de manera exitosa, se contuvo el avance de la coca ilegal en el Chapare, se destruyó el vínculo política/narcotráfico; al punto de que en los 90, la aparición de una foto de un narco junto a algunos políticos significó la muerte de un partido como el MIR.

Evo Morales olvida mañosamente que antes de su gobierno, no había en el Parlamento ni en ningún cargo público, ni en los partidos, políticos con vínculos probados con el narcotráfico; tampoco había jefes policiales ni fiscales ni jueces vinculados a ellos. A nivel internacional, la imagen de Bolivia se había limpiado, nuestro país no era ya sospechoso de proteger este negocio ilegal.

Ese es el país que la democracia pactada le entregó a Evo Morales: un país limpio de narcotráfico.
¿Y qué hizo él desde el 2005? Usó su cargo para "reconstruir" el poder del narcotráfico.

  1. Asumió como presidente de Bolivia, pero nunca dejó de ser Presidente de las Seis Federaciones de Cocaleros del Chapare (lugar donde se cultiva más del 90% de la coca del narcotráfico, dato de la ONU).
  2. Nombró como zar antidrogas a un cocalero del Chapare, Felipe Cáceres.
  3. Nombró tres jefes de la FELCN que fueron jefes de los carteles que exportaron cocaína.
  4. Lo más grave: reformuló la ley 1008 y amplió la superficie legal para la siembra de coca en 10.000 hectáreas en el Chapare.
  5. Persiguió a la coca tradicional de los Yungas y encarceló a los dirigentes para favorecer a los cocaleros del Chapare.
De esta manera, desde el 2006 la política boliviana se fue poblando de personajes vinculados otra vez con el narcotráfico. El caso de las hermanas Terán y varias otras autoridades masistas. En el gobierno de Evo Morales se naturalizó tanto la relación política/narcotráfico que incluso un personaje como Mario Cronembold, que estuvo preso por recibir un cheque del narcotraficante colombiano Jhon Wilson Díaz, fue candidato por el MAS a gobernador de Santa Cruz. Pero la cosa no queda ahí. El narcotraficante Wilson Díaz cayó preso después en Paraguay con una tonelada de droga, y justamente el gobierno masista envío de embajador a Paraguay a Mario Cronembold. Así que no vengan con cuentos, es el masismo quien ha alimentado la convivencia política y narcotráfico.

Los hechos son los hechos. Evo Morales no puede culpar al pasado, si hoy Bolivia vuelve a ser considerada un Narcoestado es debido a esa suma de hechos de su gobierno. Si hasta el "amauta" que lo proclamó presidente en Tiwanacu, Valentín Mejillones Acarapi, cayó con 240 kilos de cocaína.

La protección de la que hoy gozan los narco se fue fraguando en el gobierno de Evo Morales y eso los bolivianos lo tenemos muy claro.