Las convocatorias de los mandatarios del país a sus bases a defender su administración, recurrir a la narrativa de un intento de golpe de Estado y responsabilizar a “la derecha” de estar tras las movilizaciones son una muestra de desesperación del Gobierno para amedrentar al pueblo boliviano, según analistas y asambleístas nacionales.

Agregan que estas acciones del Gobierno muestran la falta de capacidad de diálogo, la intención de imponer sus normas y su debilitamiento gradual.

Más de una decena de veces, el presidente Luis Arce en diferentes eventos ha demandado a los seguidores del Movimiento Al Socialismo (MAS) defender su administración, a la que llegó por una votación del 55 por ciento, “que ahora la derecha le quiere arrebatar a través de un golpe de Estado”, según el Presidente.

El vicepresidente David Choquehuanca, que buscó mostrar una posición conciliadora, ahora indica que las organizaciones sociales “saldrán a defender al Gobierno democráticamente electo”, pero va más allá y llama a “levantarse” a los campesinos de las 20 provincias de La Paz.

“El Gobierno está en una ofensiva desesperada, en el sentido de que está generando una situación de pretender meter el miedo, amedrentar al pueblo boliviano, fundamentalmente tratar de controlar a como dé lugar para que la población no reaccione frente a las leyes que inconsultamente e inconstitucionalmente ha estado aprobando en las últimas semanas”, señaló el exdirigente de la Central Obrera Boliviana (COB) y economista Lucio Gonzáles.

Para el historiador e indianista Pedro Portugal, el MAS en Bolivia se dio un sistema de dominación, donde la parte que dominante movía a su antojo a la parte que dominaba.

“Este plan de utilizar a un parte de la población para intereses que no le conciernen, sino para dirimir conflictos es algo que se ha ido cuajando en el quehacer boliviano. Trata de utilizar a su provecho una práctica antigua y negativa de querer movilizar a sectores sociales para dirimir intereses políticos, digamos con otros que le pueden cuestionar”, señaló.

En ese contexto, ambos coinciden en que el hecho de que haya obtenido un buen porcentaje en el proceso electoral de 2020, no significa que tengan una carta libre o carta blanca para hacer y deshacer, toda vez que se ve que con estas normas inconsultas no sólo pierde credibilidad, sino que se va debilitando por su falta de consenso, diálogo y otros.

“Ahora mover y convocar a los sectores sociales para que defiendan el proceso ante un fantasma que los gobernantes están haciendo crecer, es una muestra de debilidad, pero sobre todo la incapacidad de resolver conflictos que en su totalidad son generadas por el mismo Gobierno, por su ambición de poder de control de todo”, sostienen.

Falla

Para los asambleístas nacionales de oposición, el partido gobernante, con las convocatorias que realizan los primeros mandatarios, muestra su carácter abusivo y represor.

“Lamentablemente, el gobierno de Luis Arce se caracteriza por la represión y por una falsa narrativa de golpe de Estado. El Gobierno tiene un mandato supremo de reconciliar al país y consensuar normativas, y, si no actúa en esa línea, va a tener movilizaciones constantes como las que tiene en este momento”, refiere la senadora por Comunidad Ciudadana (CC), Andrea Barrientos.

No saben qué hacer para enfrentar

La sociedad boliviana vive en un estado permanente de agitación, con un alto porcentaje de conflictos de diversa índole, debido a la falta de soluciones estructurales que no da el Gobierno.

Así refiere la politóloga Patricia Velasco, al mencionar que en un corto periodo, la administración de Luis Arce, enfrenta varios conflictos, como el de Adepcoca y ahora gremiales y otros.

“No saben qué hacer. Se les está cayendo el juicio del golpe de Estado. Se les ha caído la toma de Adepcoca. Ahora que están viendo este bloque unitario, donde hay una convergencia de fuerzas distintas, están muy preocupados porque la situación se les puede subvertir”, indicó Velasco.

“El MAS tiene el apoyo constante de sus sectores”

El Movimiento Al Socialismo (MAS) utiliza la misma lógica colonial que en el pasado, y ha supeditado a los indígenas a favor de sus intereses políticos, señala el historiador e indianista Pedro Portugal.

“El Gobierno asumió el mecanismo colonial que es la división de la sociedad en dos partes: una parte indígena y una parte no indígena. Los indígenas hacían lo que les daba la gana, pues hay una ausencia de Estado, que viene de este modelo colonial. Tenemos lugares enteros donde la gente hace lo que le da la gana, en la frontera, en las comunidades, en el Chapare. El Estado es ficticio, hay una ausencia de Estado que viene de este modelo colonial”, manifestó.

Agregó que el Gobierno ahora viene pagando su ineficacia, a la falta de políticas definidas, por lo que se tiene que buscar un responsable o intentar distraer de lo que es realmente urgente.

“Le interesa que el público se distraiga, y qué mejor que hacer pelear al público entre sí. Es una argucia y cree que el indígena va a caer y eso es falso. El indígena no ha tenido en su consideración política ningún prejuicio de tipo racial; quien hace creer que descolonización y pueblo indígena es sinónimo de cuestión racial”, sostiene.

Portugal reflexionó al indicar que son tensiones constantes que se dan en un sistema democrático, pero el utilizar a las bases, en este caso a los indígenas para sus luchas, no es justo.