El paro cívico y el "wiphalazo" sacaron a relucir algunos párrafos de la verbosidad violenta que fluye al interior del partido de Evo Morales.

En los últimos días, al menos cuatro incidentes ratificaron que más allá del discurso de defender la democracia y la wiphala, algunos bloques o integrantes del MAS tienen una narrativa orientada a "derrotar" a la "derecha", es decir políticos y activistas que no comulgan con el partido azul.

La Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, cuyo presidente es Evo Morales, mediante un comunicado conminó a los funcionarios públicos a enfrentar el paro cívico del lunes en contra del proyecto de ley de legitimación de ganancias ilícitas y la persecución política.

"Por la convicción a los intereses de nuestro instrumento polítcio que tenemos como objetivo proteger el proceso de cambio y hundir a la derecha oligarca, se convoca de carácter obligatorio a toda la militancia del sector público a ocupar posiciones ya establecidas para lograr que el paro cívico convocado para el día 11 de octubre sea un fracaso y nuestra convocatoria de reivindicación del día 12 de octubre sea un éxito" se lee en la convocatoria.

También indica que "debemos lograr a cómo de lugar la aprobación de nuestras leyes que permitirán el control social evitando la rearticulación de la derecha fascista y enviar a los recintos carcelarios como corresponde a todos los opositores a nuestro proceso de cambio".

Si se trata de defender el llamado "proceso de cambio", el asambleísta del MAS en Tarija, José Yucra, afirmó que en el partido de Morales no sólo están dispuestos a "dar la vida" por el llamado proceso de cambio sino también para "matar".

"Nosotros no solamente estamos preparados para dar nuestra vida por este proceso de cambio y la democracia sino también estamos dispuestos a enfrentar, si tenemos que matar lo vamos hacer, pero primero es el diálogo", afirmó en declaraciones registradas por el medio El Guapalupano.

El 5 de octubre, días previos al paro cívico, Eber Rojas (principal dirigente de los campesinos del MAS) desafió a la oposición para que declare "guerra civil" al gobierno de Luis Arce. "Nosotros vamos a defender, vamos a enfrentarlo, no con las armas que ellos han traído de otros países, sino con nuestras armas propias que tenemos, como los chicotes, monteras, huaracas”, afirmó entonces.

Días después proclamó que la "sangre" define la ideología de una persona y sugirió una "análisis ancestral" a la genealogía de Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz y enemigo declarado del Gobierno. "La persona qué tiene racismo y discriminación es de otra sangre, sangre de otro país, por eso no comparte (con la ideología de unidad)" dijo y para rematar su concepto señaló "si no compartes ideológicamente el pensamiento de paz automáticamente tus hormonas mismas te diferencian que no eres parte de ellos".

Unas declaraciones de Rómulo Calvo, presidente del Comité Pro Santa Cruz, sobre la wiphala que sería un "trapo" que genera división fue respondida con adjetivos de grueso calibre por miembros del Gobierno y del MAS.

El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, consideró que el líder cívico es un "cáncer para la democracia" que en el ámbito de la medicina tendría que ser extirpado para que no afecte a otros órganos del cuerpo.

La exdiputada del MAS y denunciante del caso "golpe de Estado" contra Evo Morales, Lidia Patty, lo llamó "perro que sigue ladrando". "Pero nuestras autoridades siguen mirando de palco, por qué no lo detienen al Rómulo Calvo (...) si no está de acuerdo con nuestro símbolo patrio que se vaya a Estados Unidos porque no es boliviano" dijo.