La Wiphala, ese estandarte multicolor, cuadriculado y ajedrezado, es originario de España. Su creación data alrededor del año 1530, cuando fue utilizado por los tercios españoles de Carlos I, vale decir, los regimientos de Infantería del Rey de España, contra Flandes y Holanda.

El estandarte de los tercios españoles recorrió parte de Europa como un emblema de la orgullosa España Católica del siglo XVI, los tercios con Carlos I (a su vez Carlos V, Emperador de occidente), y ocuparon la mayor parte del continente conquistando Alemania, Italia y los Países Bajos.

Es posible, y más probable, que este estandarte haya llegado a la América con los pacificadores españoles enviados por la Corona, para dirimir posibles rencillas y luchas entre los conquistadores. Al Perú fue enviado el religioso don Pedro de La Gasca con contados tercios que participaron en la lucha entre los pizarros, que culminó con la ejecución de Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal.

Se trataba de un símbolo de los aguerridos españoles, cuyos tercios habían luchado, conquistando y arremetiendo contra toda la Europa; manteniendo la hegemonía política y religiosa bajo la férrea mano española.

Fue la época en que "no se ponía el sol en los dominios de España", y cuando este emblema de Carlos I o Carlos V Emperador significó el poderío español en el mundo.

El emblema tuvo muchos homenajes, debido al reconocido valor de los tercios, tales como escritos, pinturas, etc.

El Museo del Prado en Madrid conserva una pintura que data del siglo XVI, en la que un arcabucero empuña en una mano la bandera ajedrezada y en la otra el arcabuz.

Existen varias hipótesis sobre cómo y por qué se creó la bandera ajedrezada. Una de ellas sostiene que en las tantas batallas, luchas y confrontaciones era un signo de triunfo destruir la bandera que enarbolaba cualquiera de las partes contrincantes, siendo naturalmente atacada ésta, e igualmente defendida, con lanzas, sables y espadas. Por ello la singular bandera, vale decir el emblema, por sus características, no podía ser total ni parcialmente destruida, de tal manera que, una vez cortada o dañada por el ataque de los contrarios, debía ser reparada. Su diseño permitía el costurado y parchado de las partes dañadas, formándose así el ajedrezado final.

Los tercios españoles fueron admirados en toda Europa por su bravura, llegando esta admiración hasta las tierras de América. En el Alto Perú, alrededor del siglo XVII, un pintor llamado el "Maestro de Calamarca" fue autor de una serie de 27 ángeles, representando en diez de ellos una compañía de infantería española con atuendo militar, cada uno lleva un arma, arcabuz o lanza. Allí el ángel abanderado "Gabriel Dei" porta una bandera ajedrezada. El nombre de "Wiphala" seguramente fue adoptado para el emblema, cuando fue encontrado, durante la conquista, en más de una de las batallas libradas entre los conquistadores y los ejércitos del incario.

Por José Diez de Medina*